Sobre mi

Profesora de vocación.

Estudié Bellas Artes y me especialicé en dibujo y grabado.
Los últimos años, la formación en grabado ha sido en el ámbito de la xilografía japonesa.
Como puede verse en esta web, también tengo otros intereses que se acercan o complementan estas técnicas como la acuarela, los cuadernos de viaje o los libros de artista.

Por último, algunos de los trabajos que aquí se muestran tienen un tema común.
Por ello, a continuación, dejo unas palabras que explican la razón de mi obra:

«Recuerdos.
¿Qué me queda de ti? Tu recuerdo es algo que va más allá de mi imaginación, no solo está en mi mente, está en tus actos, en tus costumbres, tu recuerdo es tu forma de ser.
¿Qué nos queda de las personas con las que hemos compartido algo más o algo menos que palabras? Hemos compartido espacio, un momento.
La autora nos acerca esta realidad de una manera diferente. Muestra la esencia de su obra en primera instancia, con la parte más sintética que conlleva habitar un espacio y, por otro lado, la parte más analítica, a través de la cual evoca tanto sentimientos como la lógica más absoluta. De este modo, nos plantea algo tan sencillo como arduo ¿ qué elemento forma parte indicutible de una persona? ¿Existe algo que nos hable del individuo, que nos muestre su recorrido, la vida? Así nos intenta acercar la realidad de la arruga, elemento que para la autora representa vida, movimiento.

«Si no hay arruga, no hay vida» (Agustín Fernández Mallo, Limbo)

En el trabajo Cartografía de una ausencia, por ejemplo, presenta el dualismo entre la líneas rectas del patrón, como algo estanco, en contraposición a las arrugas producidas por el uso de la prenda, como la parte más sensible, la que nos averigua el trazado de la vida.

Los comienzos del recorrido artístico de Lola Manjón se dieron cita entre las sábanas de una Italia inspiradora. Fue a través de las arrugas que quedaban en la cama, cuando dio cuenta de esa sensación de olvidar algo al dejar un lugar. Ese presentimiento de dejar algo al marcharte hace que revises las pertenencias, el equipaje y, finalmente, compruebas que está todo, pero aun así esa sensación no desaparece, porque como afrima la artista «estás dejando una parte de ti». Incluso va más allá, afirmando que el propio lugar o alguna persona presente en dicho lugar te hana dejado algo suyo, y es en la cama donde esas huellas se intercambian, huellas efímeras que en cuestión de segundos desaparecen. Si no te detienes a detectarlo, no lo llegas a percibir.
De ahí vemos un desarrollo en la obra, tornando esta obsesión en la ropa, pues es justo cuando te la quitas donde dejas recuerdos, vivencias, experiencias. Todo ello de manera momentánea.

Su inspiración bebe de Marcel Duchamp, «Infraleve», quien representaba esa sensación al levantarnos de la ssilla y tras de sí alguien se sentaba en ese mismo lugar, percibiendo el calor que hemos dejado. O bien cuando pasamos por un lugar donde alguien ha dejado su aroma. Esas sensaciones que recuerda a la persona, pero ésta ya no está en el lugar.
Vemos así, Una clara evolución a nivel personal, que queda reflejada en su trabajo. De unos comienzos dados en la zona de confort de las arrugas de la cama, pasa a la ropa, cuyo significado más directo es una salida de ese desahogo que proporciona la calidez del catre, pari ir más allá. Recordando que las etapas de la artista, hacen alusión directa a sus propias vivencias, por las que Italia suponía una ruptura consigo misma, que al regresar a España supone la rotura de esa barrera, atreviéndose a ir más allá, a romper límites, a buscar vivencias en las arrugas.
El hecho de haber escogido la ropa, tiene un influjo directo con su fromación en patronaje, la cercanía a la moda y un círculo familiar próximo a la costura donde ella siempre se recordará entre hilos y telas.
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Texto escrito por Penélope Sánchez González